Mucho antes de que Santo Tomas se convirtiera en uno de los mas grandes filósofos de nuestra corta historia, era apenas un rechoncho jovencito Napolitano con problemas de aprendizaje. Así lo relatan sus maestros del monasterio de Montecasino, al que definieron como un tarado sobre el que no hay que perder tiempo. Algo, definitivamente ocurrió entre este jovenzuelo sobre el que nadie apostaba una moneda y el sabio que escribiese años mas tarde la majestuosa Summa Theologica.
Pero a no creer lo que las biografías destilan, mis señores. En un relato muy fiable, ya vemos al joven Tomas dar destellos de brillántes. El suceso ocurre en la caballeriza de su padre (familia noble), donde Santo Tomas joven recibe instrucciones precisas por parte del mismo sobre como debe alimentar a una yegua:
-Mirá hijo, debes poner el pasto dentro de esta cubeta. Se lo acercas lentamente a la boca y mientras el animal come tu lo acaricias. De paso no estaría mal que los peines un poco con esta raqueta...-El padre se autointerrumpe, el joven Tomas parece distraido.
Y de hecho lo esta. Tiene enfrente de el a su padre y al caballo. Agarre un palito y dibuja dos círculos. No presta atención a las instrucciones.
-Este circulo representa la razón. Este otro circulo la fe. Si yo conecto estos dos puntos mediante una recta, ¡he aquí lo real!- exclama con tono de persona que ha dado con un acontecimiento.
-¿Que cosa?- Pregunta el padre confundido, mientras acaricia la yegua.
-¿No lo entiendes? Toda disputa del saber gira entorno a hombres de fe u hombres de razón. Es A o B, no hay C, no hay punto intermedio. Pero esto es un error, porque tal como lo muestra este dibujo que hice sobre la tierra, lo único real es la brecha, la distancia que existe entre estos dos puntos. Por lo tanto, todo saber que concierne al hombre debe apoyarse en esta brecha y no en alguno de los puntos en particular. Quiero decir, padre, que la verdad yace entre estos dos círculos, la verdad se encuentra entre la fe y la razón.
-¿Que parte de que tienes que poner pasto en la cubeta no comprendiste? Ponte a trabajar idiota perezoso.
Este post es fantástico, Alex de Large.
ResponderBorrarLa verdad está entre la fe y la razón. Que bárbaro. Si hasta dan ganas de hacerse tomista.
Cha graziaa Ana.
ResponderBorrarHay que SER Tomista, a no dudar!
Buen post, interesante interpretación.
ResponderBorrarVoy a seguir pasando por este blog.
Saludos
Lo mal que hace!
ResponderBorrarSaludos.