lunes, 1 de junio de 2009

Si no hay amor, que no haya nada entonces...

Así las cosas, el filósofo más grande de todos los tiempos agonizaba en un puterio de mala muerte en Viena. Consternado y consiente del desenlace trágico que implicaba que este hombre muera en semejante sitio, el fiolo corre desesperadamente a la casa del doctor personal del filosofo, el doctor Breuer: “Es Nietzsche! Es Nietzsche! Nietzsche está muriendo en mi hotel”. Breuer corre desesperadamente al sitio del suceso sabiendo que esto no puede ocurrir. Cuando ingresa a la habitación, Nietzsche yacía en suelo en estado inconsciente mientras una prostituta le hacia caricias en la cabeza. Nietzsche se notaba en paz, cambiaba todas sus obras por una caricia. Los cuidados de Breuer salvan al filósofo. Años después escribiría “Así hablo Zaratustra”. Años después muere un neuropsiquiatrico totalmente inconsciente de su obra.
Años después Borges toma un vaso de agua en un bar de Buenos Aires. Cita a San Agustín: padre mío, eres eterno, en tanto que yo me deshice en los tiempos, cuyo orden ignoro, y mis pensamientos, intimas entrañas de mi alma, se desgarran en tumultuosas variedades, hasta que, purificado y disuelto en el fuego del amor, yo confluya en ti.
El fin de los tiempos se aproximaba, como una partícula se perdía en el todo. Estábamos en paz, buen momento para partir. Si no puedes sentir la vida, tu muerte no será necesariamente una tragedia. Sonó a epitafio, era un epitafio.

3 comentarios:

  1. Anónimo7:35 p. m.

    "Sin esperanza ni temor, perdido, huyo por arrabales últimos..."

    "En medio de la pánica llanura interminable, y cerca del Brasil..."

    Buenos versículos de Jorge Luis.

    F.N.

    ResponderBorrar
  2. Anónimo7:56 p. m.

    Alex, usted es inmortal! (le suena???)

    ResponderBorrar
  3. Me suena. Pero como dijo el maestro: "Vamos, no hay que ser tan pesimistas"

    ResponderBorrar