Advierten que dinero público subsidia a clase media.
Según un estudio privado, la mitad de los hogares argentinos recibe uno o más ingresos del Estado. Entre la base de la sociedad, solo 1 de cada 20 familias lo recibe. Entre los estratos medios, lo reciben 1 de cada 3.
Las fuentes públicas aportan cerca del 30% del ingreso de todos los hogares (incluyendo los que no reciben recursos de ese origen) y casi el 60% del ingreso de aquellos que dependen total o parcialmente de las mismas, establece un informe elaborado por la consultora SEL, que dirige el economista Ernesto Kritz.
La importancia del ingreso público en el presupuesto de los hogares está asociada inversamente al nivel de desarrollo: cuánto menor es éste, mayor es el peso del ingreso público en el ingreso total, y viceversa.
Pero esto no significa que favorezca principalmente a los más pobres; por el contrario, la distribución del ingreso público es muy desigual, siendo máxima la desigualdad precisamente donde más peso tiene en el ingreso total de los hogares.
En diálogo con Radio 10 el analista laboral advirtió que a diferencia del estado de bienestar en Europa, donde la distribución de los ingresos públicos tiende a corregir las desigualdades, en América Latina lo que ocurre es que en los sectores más pobres 1 de cada 20 recibe estos ingresos, mientras que en los sectores medios lo hacen 1 de cada 3.
"Además, hay un patrón distributivo extramadamente desigual cuanto menos desarrollada es la región", destacó KirtzEn ninguna región las familias del quintil inferior obtienen más del 6% de los ingresos de fuente pública, y en ninguna las del quintil superior reciben menos de 41%.
A través de su diversidad de fuentes, el ingreso público tiene una extraordinaria importancia en la ordenación de la estructura social y el bienestar de los hogares, desde los estratos más altos hasta los más bajos.
En este marco, resalta la función política del manejo fiscal.¿A quién favorece el empleo público? En este ordenamiento juega un papel principal la actividad empleadora del Estado, sobre todo en las provincias.
Más de la mitad de los ingresos de fuente pública corresponde a los salarios de los empleados públicos. 1 de cada 6 familias tiene al menos uno de sus miembros ocupado en una entidad pública; su contribución al ingreso total de los hogares es de 15 por ciento.
El argumento habitual para explicar el elevado empleo público en las provincias es la insuficiencia de empleos privados, particularmente para los sectores sociales más pobres.
Es posible que –sobre todo en las áreas menos desarrolladas- la primer parte del argumento sea cierta; pero definitivamente no lo es en lo que se refiere a su distribución social.
En el 20% más pobre, sólo 1 de cada 20 hogares tiene acceso a un empleo público; en el 20% más alto, la proporción es 1 de cada 3.La distribución del ingreso proveniente de esos empleos es más desigual aún: este 20% superior de hogares capta una proporción de la masa salarial del sector público 20 veces mayor que el 20% de la base.
La desigualdad en el acceso al empleo público, y especialmente en el aporte de los salarios públicos al ingreso familiar, es mayor en las regiones menos desarrolladas, siguiendo el patrón observado para el agregado de los ingresos públicos.Esto parece indicar que, más que corregirla, el empleo público tiende a mantener –cuando no a producir- la desigualdad.