Por un momento recordé uno de los instantes mas hermosos de mi vida. Fue hace unos años, y se daba particularmente entre el trayecto de vuelta de la facultad de Filosofía y Letras de Púan y mi casa. No había mejor momento que volver en colectivo esos Viernes a la noche después de una buena clase de Filosofía Medieval. La sensacion de dejar que el cansancio haga lo suyo, mientras uno se desliza en el duro asiento del 55 y en las palabras de San Agustín; con el mayor placer de saber que uno cenara una carne asada y un Tofi blanco de postre. En esos momentos, había llegado al cielo.
Casas nos ilustra en este post sobre el concepto de felicidad en Borges, quien notablemente dijo: "he cometido uno de los peores pecados que un hombre puede cometer, no he sido feliz". Nos resultara difícil entender que el gran maestro amo tanto al Quijote como a una despampanante pelirroja, pero así parece ser la historia:
En el comienzo del Aleph, la mañana en que muere Beatriz Viterbo está fechada en febrero de 1929, el mismo mes y año en que Norah lo rechazó. Borges sufría pero estaba escribiendo como los dioses. Convertía su dolor en aventura. Así que en ese candente instante en que una de las chicas Lange dijo “este sí, este no”, nosotros tuvimos al Borges que nos rompió la cabeza.
Un nuevo caso empírico que avala nuestra ya expuesta teoría.
2 comentarios:
Yo no llegué a hacer Medieval. Dejé con Antigua. Y nunca pude leer De Civitate Dei. Quizás si llego a viejo, Dios me hará lector. Pero todavía no!
Ohhh se ha perdido una gran experiencia don U. Le recomiendo que si su costo de oportunidad no es muy alto, que concurra esos Viernes a la noche de manera amateur. Si le suma los transcripciones de la clase de Magnavaca, se vuelve un medievalista. Cierre con El Nombre de la Rosa version filmica; luego vera que la vida es una preposicion con sentido a veces.
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