Alguna vez alguien imagino que Dios tiro la mugre en su patio trasero: Argentina. Doto al humano de goce sexual pero prohibió usarlo, doto a la Argentina de tierras fértiles para el cultivo pero creo el mercado de granos de Chicago. Como diría el jardinero fiel, los cultivos que nos da la tierra son una bendición o una maldición. Para este gobierno que juega con el término apariencia-realidad todo el tiempo es una bendición desde el punto de vista tributario y una maldición desde el punto de vista político, de ahí el conflicto, de ahí los subsidios, de ahí que el ministro de economía sea Kichner.
Si nos detenemos a ver los acuerdos de precios, tal como decía Prat-Gay a mediados del año pasado, no como un instrumento anti leyes físicas que detengan un crecimiento prácticamente natural sino como un eje mas psicológico a la hora que los sindicatos apoyen su trasero para reclamar por el aumento salarial, fueron un fracaso total. Nadie le puede pedir a Tuzzio que sea el jugador distinto que te salve muchos partidos, pero si te da la victoria con Lanus: el error es pedirle a Tuzzio que lo haga siempre. El acuerdo de precios fue eso, todos le daban algún margen de éxito a corto plazo pero nadie esperaba que lo haga en el largo. Ni siquiera el propio gobierno, aun manipulando datos, presionando a punta de pistola esperaba tal derrota, pues los precios se mantuvieron muy bien dentro del margen aceptado, pero la derrota se da semanas atrás con pedidos de aumento entre el 20% y el 30%. Acotando un salario real esperado de 13% quedara a merced de los empresarios correr la espada que lo tiene contra la pared: este año echo gente y voy a pérdidas (¿subsidio tal vez?) o rompo el acuerdo y subo los precios. Cualquier escenario seria fatal, recesion o inflacion, otra vez Phelps.
Quiza, o tal vez me equivoque, llego la hora de enfriar la demanda agregada. Años atrás, yo pensaba que para esta epoca el debate iba a hacer el achique en la cuenta corriente y para nada la cuestión inflacionaria.
Si nos detenemos a ver los acuerdos de precios, tal como decía Prat-Gay a mediados del año pasado, no como un instrumento anti leyes físicas que detengan un crecimiento prácticamente natural sino como un eje mas psicológico a la hora que los sindicatos apoyen su trasero para reclamar por el aumento salarial, fueron un fracaso total. Nadie le puede pedir a Tuzzio que sea el jugador distinto que te salve muchos partidos, pero si te da la victoria con Lanus: el error es pedirle a Tuzzio que lo haga siempre. El acuerdo de precios fue eso, todos le daban algún margen de éxito a corto plazo pero nadie esperaba que lo haga en el largo. Ni siquiera el propio gobierno, aun manipulando datos, presionando a punta de pistola esperaba tal derrota, pues los precios se mantuvieron muy bien dentro del margen aceptado, pero la derrota se da semanas atrás con pedidos de aumento entre el 20% y el 30%. Acotando un salario real esperado de 13% quedara a merced de los empresarios correr la espada que lo tiene contra la pared: este año echo gente y voy a pérdidas (¿subsidio tal vez?) o rompo el acuerdo y subo los precios. Cualquier escenario seria fatal, recesion o inflacion, otra vez Phelps.
Quiza, o tal vez me equivoque, llego la hora de enfriar la demanda agregada. Años atrás, yo pensaba que para esta epoca el debate iba a hacer el achique en la cuenta corriente y para nada la cuestión inflacionaria.
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