lunes, 8 de septiembre de 2008

Éxito empírico del capitalismo: su imperfección reside en el sistema mismo.

Transferencias de renta de un sector a otro, con el propósito de que el sistema viva en armonía. Para delirar un poco, diremos, que los sistemas económicos son como organismos que precisan balancear sus componentes internos para continuar reproduciendose a lo largo del tiempo. Rápido, la historia hoy.
Fanny y Freddie (que lejos están de ser un agradable matrimonio sureño de Estados Unidos) han sido rescatados por la gestión Bush. Claro que, en el corto plazo, los beneficios inmediatos estarán en el sector financiero (para los especuladores como yo, algunas diferencias potenciales en gangas bancarias). Los costos implícitos de esta política que se medirá en un apretón del gasto publico, no tardara en caer sobre la ya golpeada restricción presupuestaria del americano medio. Si bien, inmediatamente, podemos esbozar la visión conservadora (el consumidor gringo se pegó la fiesta barbara, gastó lo que no había, es justo que lo pague) y la visión Gordon Gekkoniana (un par de yuppies subidos en el frenesi de ganancia fácil, codiciosas criaturas alentadas por el desmedido uso de la cocaína) nos encontramos ante la impracticable aporía.
No creemos que sea justo que el laburador tenga que pagar el trabajo mal hecho de estas criaturas indeseables (Jp Morgan, Morgan Stanley... si, todos nombres de piratas por mencionar dos), pero si, esta es la realidad, estos son los hechos, no hay vuelta atrás. En un gran momento de la película Wall Street, Carl Fox (Martin Sheen) dice algo así: El modo de producción capitalista y el existente en el antiguo Egipto son similares. La única diferencia entre los esclavos Egipcios y el trabajador moderno fue que los primeros no tenían sindicatos. ¿Pero no es acaso la historia de siempre? ¿No son ambos culpables, el consumidor irresponsable que no puede con el deseo inagotable de seguir consumiendo y el prestamista irresponsable devorado por la avaricía e irreponsabilidad de más ganancias?
En otro nivel, las estatizaciones tan duramente criticadas para los casos latino americanos no difieren sustancialmente a las de Fannie y Freddie (todavía se recuerda a ese joven economista de principios de los ochenta, Sunday Horse, estatizando deuda privada). El capitalismo evoluciona (y no se destruye, como me gusta refutar a Marx) a partir de su propia contradiccion. Cada cinco casilleros que avanza, retrocede tres, para enmendar las incompatibilidades que el mismo creo. Y es que de hecho, este el único capitalismo que conocemos, el que crea incompatibilidades y vive (genera su propio sentido) a partir de la solución de las mismas. Hablar de un capitalismo que evoluciona sin desequilibrios es hablar de ficciones (mucho peor de la que estamos describiendo en este momento), de una realidad paralela que desconocemos. Cuando el señor Altamira anticipaba la crisis actual y vaticinaba el final de los tiempos, por un momento me ilusione (¡tal vez sea verdad!) pero inmediatamente recordé que el desvarió cíclico negativo es lo necesario para el inicio del positivo. Destruir para construir, una nueva generación de pobres para una nueva generación de ricos, un cambio de los excedentes comerciales, nuevas localizaciones geograficas para nuevas acumulaciones a costa de menos consumo; en pocas palabras, el eterno cambio de paradigma. Pero atención, un paradigma dinámico que siempre vivirá mientras viva el hombre: dios ha muerto, dios no es necesario, hemos descubierto la esencia de nuestra existencia: DINERO-MERCANCIA-DINERO.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante como siempre. Me recordo mucho una parte a: http://www.editorialelateneo.com.ar/libros/ficcion_y_literatura--1/novelas--1/general--1/el_lobo_de_wall_street--467238.htm

Saludos

Sir Alex De Large dijo...

Una vez, estuve muy cerca de comprarlo, pero despues me arrepenti. Un "yo" me salvo de semejante accion de mal gusto

Salute.

Anónimo dijo...

Como analista de equity y asiduo lector de su blog le digo: "gangas bancarias"? espere un poquito. FNM y FRE a 4.5 eran una "ganga". Hoy valen 0.8. No sea que cuando citi cueste 8 se nos caigan las lágrimas....

Sirinivasa dijo...

El romanticismo de izquierda brota en celebraciones festivas cada vez que acontece un crack.

Parece soñar que esta vez sí, será la última y gran crisis, y advendrá por fin la hecatombe del sistema.

Se pueden leer -y hasta con cierta ternura- las correspondencias entre M&E, y cómo celebraba el primero las crisis y recesiones que comenzaba a experimentar el modelo manchesteriano. Claro que también ello le llevó a despachar varios tomazos tratando de desentrañar el orígen de ' en la fórmula D-M-D'.

Los cándidos celebrantes de la crisis, como el Señor Altamira, bien podrían revisar un poco la historia, y el largo plazo.

Hacer balance del 'aprendizaje' que realiza el sistema ante cada remezón importante.

Y debieran, en vez de soñar con imaginarios proletariados asaltando palacios invernales, preocuparse un poco más por la situación material en que queda la chorrera de nuevos desposeídos que deja la conmoción.

Sería un poco más responsable y coherente con su pretendida identificación con los vendedores de fuerza de trabajo, no le parece Mr.Alex?