Los proyectos socioculturales de hoy en día son sentencias más que pobres. No creo que sean tiempos para sentirse orgullosos del género humano como raza; son estética y existencialmente carentes de todo sentido. Es como toda esta cultura de las aguas saborizadas nos muestra un reflejo individualista donde antiguos valores son reemplazados. Hemos perdido la sensibilidad hacia la mayoría de las cosas, esa capacidad de sorpresa que antes podía darnos el arte y la literatura. Su principal axioma era despertar algún instinto propio del Mayo Francés, pero allí también las cosas han adquirido el concepto digital: uno o cero.
El capital y la mujer es la ruina de occidente. Por un lado, un proceso evolutivo traslado a la mujer a los primeros planos. Ante una inmadurez lógica, el capital fue allí en busca de alguna plusvalía y se encontró con un ser amorfo. Se acoplo a él y alimento lo amorfo con lo amorfo. Transmuto el medio y lo acoplo a la nueva maquinaria capitalista, devolviendo una sociedad basada en éxitos y fracasos, preocupada por eufemismos consumistas. El capital va a desaparecer: primer axioma Marxiano. Entretanto, lo reformulo: el capital debe desaparecer.
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