miércoles, 19 de marzo de 2008

The new Yorker

Una buena cena en un coqueto barrio porteño junto a un broker de NYC no solo es capaz de exaltar los vicios burgueses al máximo, sino que además permite intercambiar opiniones sobre el rol del estado. Al enunciado “que esto no es Argentina, no existe algo así como la estatización” respondo “esa premisa le costó al mundo la crisis del 30”. Lamentablemente, la función del estado posmoderno se reduce a corregir los desequilibrios que genera ese ente supremo: el mercado.
No hay mucho sentido (inclusive sacando de la escena los manuales macro) en todo esto. Una siniestra oferta un Domingo por la noche y una posterior corrección en dirección a los valores de la susodicha permiten algunas elucubraciones: 1)Que el JP Morgan armo la propuesta en pocas horas y al no tener siquiera una valuación seria, tiro un valor irrisorio apoyándose en el “tal vez pican”; 2)Si 1) es cierto, JP Morgan se olvido de la responsabilidad que recae sobre su estructura al ser uno de los jugadores claves en el correcto funcionamiento de la economía mundial.
Existen además, dos problemas adicionales generados en una total incompetencia. Por un lado, el inmediato rechazo de los accionistas de Bear Stearns que entienden que recibir U$2 por acción es lo mismo que nada, proporciona todos los incentivos a iniciar un litigio con altas probabilidades de éxito. Por el otro, una oferta de U$30 por acción (siendo este el precio de cierre del Viernes) habría costado unos 4.000 millones. La oferta seguramente se hubiese aceptado por la comunidad accionaria, siendo además, que esta compra podría haber sido financiada con los 6.000 millones creados a fines del año pasado para casos como el de Bear. Además, se deja excedente de 2.000 millones para otros asuntos.
Con Bear Stearns teniendo una deuda total de 229 millones pero con una caja de 266, hay un margen bastante amplio para buscar soluciones alternativas. Si el Morgan hizo lo que hizo para iniciar un remate al estilo deremate.com debería existir algún tipo de sanción. Que no nos asombre ahora, que al igual que en los ochenta, aparezcan los mágicos petrodólares y se lleven al Oso Stearns por U$15 o U$30. Sino acaso, ¿Cómo se explica que las acciones hayan subido entre hoy y ayer luego de haber tocado los dos mangos?

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