martes, 5 de septiembre de 2006

Agua... como te deseo... Agua!

La explicación que da Tompkins acerca de su proyecto de conservación de tierras y agua, es la locura de la mayoría de los economistas ortodoxos: los derechos de propiedad. ¿Cómo procurar que no se extingan las ballenas? Otorgar derechos de propiedad. En verdad, el poco interés que en mi caso me despertaría tener una ballena de mascotita es contrarrestado con la utopía de que realmente se concrete. Pero volviendo al punto, a Tompkins lo pintan como esos ricachones al estilo cuento de Dickens que todavía no ha sido visitado por los tres fantasmas. Cierto o no, yo siempre veo el lucro, esta en la esencia humana, y me parece un lucro excesivo. El debate ahora se generaría en cuan correcto seria quitárselas y la posterior imagen que puede emerger. El porque lo hizo, o mejor dicho, porque fue “dejado a hacerlo” es una cuestión que nunca entenderemos, que por cierto, haciendo las cosas bien jamás hubiese pasado.

3 comentarios:

Curly dijo...

Tiro una bomba polémica (me atajo, dirían amigos).

Dejemos de lado a Tomkins un minuto. No lo conozco ni a él ni a sus intenciones.

Miremos de “arriba hacia abajo” el continente, Venezuela y Bolivia. Viene cayendo de arriba la ficha de la reforma agraria. En Argentina sale D´Elía a desconocer la propiedad privada. Y nos guste o no la propiedad privada existe.

El año que viene, sea en marzo o en octubre, tendremos elecciones. ¿Con qué se puede destapar un Presidente que observa que sus pares políticos están en esa línea y en el aquí y hoy permite que un funcionario público desconozca un principio tan básico?

Pensemos, hoy es Tomkins, apellido extranjero, es yankee, hasta se dice que es un agente encubierto de la CIA y que vienen a robarnos al agua. Suena lindo para la popu.

Pero luego puede ser que se diga que las tierras sólo pueden ser compradas por los habitantes de la provincia ya que los de las otras provincias se estarían aprovechando del recurso. Y hasta quizás los intendentes decidan lo mismo y estimen que las tierras pertenecientes a su municipio deben ser propiedad de los habitantes de su ciudad y nada más. Y así adónde terminamos? Alguien podrá afirmar que fulano hace un mal uso del recurso y por lo tanto corresponde su expropiación. Los etc que se me ocurren son muchos, no vale la pena seguir con mi argumento.

¿Espero golpes digitales o coinciden?

Sir Alex De Large dijo...

Aspero tu argumento Curly, pero muy acertado...

Ulschmidt dijo...

Los "barones verdes" son un fenómeno mundial, no falta gente en el primer mundo que quiere comprarse el Amazonas para salvarlo. Desde luego, en sus finanzas internas los tipos lo verán como un negocio inmobiliario de largo plazo. Hay que tener en cuenta los números: una hectárea del Iberá puede no valer u$s 100,-Se compran 100.000 Hectáreas con lo que vale una mansión en California. Para un Tompkins o un Benetton es caja chica. Y probablemente si son extranjeros y ordenados y bien asesorados harán menos barbaridades allí que algunos locales.
El cuento del agua: es un cuento.
La alternativa Delia: Es de terror. El ambiente les importa un catzo, sino véase el Riachuelo. Buscan un enemigo adecuado, qué mejor que un gringo rico comprando mucho campo y (aparentemente) echando a los ocupantes ancestrales.
NOTA. Cuando fue el boom de la soja, tres a cuatro años vistas, cientos de agricultores de la pampa húmeda se corrieron a Salta, Catamarca, Santiago, etc... a arrendar/comprar tierras por monedas y talar monte para hacer soja. En los números cerraba en un par de años. Hicieron un desastre ecológico mayor y nadie dijo nada. Ni nos enteramos. Ahora el problema sería Tompkins...