jueves, 10 de enero de 2008

He visto la eternidad, lo juro, pero fue tan solo un sueño en la mañana.

Es bueno saber que todavía haya cosas que a uno lo conmueven en el mundo. De eso se trata un poco el arte, la literatura y en mi caso particular el cine. El final que propone la serie The Tudors, me llevo a ver una escena, que dura unos tres minutos, hasta el hartazgo. Es el final anunciado del cardenal Wolsey (interpretado por Sam Neill quien prácticamente se devora la serie), que enviciado en los vicios terrenales traiciona a Henry VIII, coincide con el pésimo momento para la cristiandad en pleno auge del Lutero. Hay, en una primera instancia, un proceso de degradación en la institución cristiana. Según leemos en Le Goff (Los intelectuales en la edad media): El bestiario satírico de los goliardos, con el espíritu grotesco románico, hace que se desarrolle un fresco eclesiásticos metamorfoseados en animales, hace surgir en el frente de la sociedad un mundo de gárgolas clericales. El papa león lo devora todo, el obispo buy, pastor glotón, e come el pasto antes que sus ovejas; su acediano es un lince que descubre la presa, su deán es un perro de caza con la ayuda de los oficiales, cazadores del obispo, tiende las redes y cobra las piezas. Esto es, literatura Goliarda.

Aunque lo advertimos en La Divina Comedia de Dante lo anterior, uno no sabe bien si el surgimiento de Lutero es más bien una causa o una consecuencia. Hay una similitud entre lo que proponía, por ejemplo Leibniz y su visión espacial, y la ruptura episcopal. Según me escribe Virginia Naughton quien estudio este tema, el espacio, no existe en términos sustanciales, y se opone a la teoría del espacio como una sustancia absoluta, tal como ha sido definido por Newton. Antes bien, el espacio, en la Monadologia, será definido en términos relativos, es decir, por la posición que cada cuerpo ocupa con respecto a otro. Y así, el espacio (anticipándose al concepto Kantiano de categoría), no será sino una “abstracción”; y el lugar será siempre un lugar lógico combinatorio, pues se define siempre con arreglo a un segundo punto. Así, si un cuerpo A ocupa un lugar A, en un momento T1 con respecto a otro cuerpo B, en la posición B, en un tiempo, T2; y ambos establecerán entre sí una relación de coexistencia en el espacio. Por lo tanto, el espació es lo que resulta de tal coexistencia, y no será un “dato de la realidad”, sino una entia rationis. Podemos argumentar de una manera no tan formal, que la nueva interpretación de las escrituras propuestas por Lutero se asemeja a la inserción de un punto; y que luego trazando rectas que unan a la visión tradicional con la nueva propuesta, resultan en una ampliación de la verdad abriendo el juego hacia un todo ambivalente.

Lo que me parece atractivo del video que subí es que está repleto de simbolismos. Por un lado, todo el ritual que lleva al cardenal Wolsey tiene un punto inicial: una mesita, una manzana y un cuchillo. La manzana representa la sociedad de la deuda, el pecado adánico o como diría Deleuze: la deuda de existencia. Al mismo tiempo mientras el cardenal inicia el proceso donde tiene una última conversa con dios, en la corte de Henry VIII se lleva a cabo una obra de teatro. Es una representación de lo que se vendrá, de la condena al papado y todas las instituciones de dios en la tierra. Tiene una extraña semejanza con el teatro Shakesperano, posiblemente delatando cierto anacronismo por parte de los autores. De todas maneras, es genial: no sabemos si se está representando a Wolsey o la degradación de la iglesia. Seguramente ambas, lo que lo hace rico. Durante el proceso, aparece un tercero, quien también está pidiendo perdón por sus pecados. Acaba de acusar de herejía a seis personas; se trata de Tomas Moro (quien también está muy bien interpretado estereotipo de la corriente Humanista).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo aplaudo el pensamiento de Alex, porque se sustenta en un sistema logico y preparado. Sin embargo, no aplaudo la poca responsabilidad y desenfreno de su pensamiento y su posterior efecto sobre las mentes jovenes.

Sir Alex De Large dijo...

Si en algún momento me pasara, diría como el Diego: “no soy ejemplo de nadie”, ni siquiera del bicho bolita que se mete en las leñas que quemo en invierno. Al fin y al cabo, es respetable de todo ser humano no tener que hacerse cargo de una multitud de mentes de necesitados.

Ericus Leoruber dijo...

Un par de meses después vuelvo a entrar a este viejo post donde había dejado una crítica dura y veo que se me censuró. Linda la actitud...

Sir Alex De Large dijo...

Pero si esto no es una democracia caramba!