Por suerte, todavia quedan espiritus libres.

Hoy conocí a Leonardo Sacco. Buen tipo, con aspecto facho, pero filosofo de cepa nostálgico del Mayo Francés. Vertiente de la línea de Tomas Abraham este hombre se codeo con los filósofos y economistas mas influyentes antes de la llegada de gente como Kosacov, que evidentemente pudrio todo.

Me gusta este articulo suyo. Si 30 años no son nada, es porque el espíritu libre de aquella época fue convertido en "yuppismo", como decís vos. Pero eso no es gran cosa, sino que la mera expresión de los tiempos que corren. Déjame que juegue un poco más con tu metáfora Nietzscheana del hombre en el desierto. Ese espíritu libre que se oponía ante un sistema agobiante estaba creando la oposición el Panóptico de Foucault. Estaban ahí, no yo, sino ellos, los que depositaban migajas de esperanza en el Mayo Francés. La guerra, la burocracia, el sistema capitalista con un comunismo que no prometía, devenía en estas cosas: Había que vivir el día, como decís vos, con la economía de bolsillo. Los escritos del joven Marx que esos otros jóvenes emulaban por aquel entonces fueron reemplazados por la palm y el celular en el asiento del acompañante. Pero, ¿sabes que ocurre Leo? el panóptico ya no esta, no existe, la sociedad no existe, el gran hermano no existe. La esfera publica, aquella arena donde ustedes estaban levantando sus banderas, fue ataca por la esfera privada. El exceso de individualismo que devino en la "segunda modernidad" ha dejado al panóptico si su función elemental: vigilar y castigar. Este, no ha desaparecido, sino que se ha recodificado, se ha hecho liquido y se coló por las venas de los individuos. Ahora nos mutilamos, nos auto flagelamos, éxito o fracaso es culpa nuestra: somos nosotros, y nada mas que nosotros lo que podemos alternar nuestro destino. El panóptico no nos tiene que vigilar, nosotros mismos lo hacemos, a partir que este se ha recodificado. No existe la sociedad como tal, aquella a la que Durkheim con mirada inocente quería otorgarle evolución a nuevos mecanismos de solidaridad. Vendemos y compramos ilusiones, nos aislamos en Ghettos y nos refugiamos en el micro estado menor posible: asambleas vecinales, reuniones de consorcio y estados soberanos estilo countries. Yo mismo, con una gran compañera, me encargue de llevar a Durkheim al campo de la economía moderna, para probar justamente esto. Leo, no es casualidad lo que decís y de hecho es así, pero lo que yo creo es que es algo endógeno del propio sistema en el que vivimos. El capitalismo, desde su base, no es sólido, sino que va mutando a nuevas formas inesperadas. Una de sus tantas mutaciones fue extender mucho mas allá de lo que imaginamos el carácter individualista con el que el hombre fue recibido en el siglo XIX. Ese individualismo, es la anomia misma, codificada en tu hermosa frase: "Eran años vividos sin nostalgia, con rebeldía e insatisfacción. 30 años no son nada pero ¿que pasó con la rebeldía? Porque abrimos los ojos un día y los jóvenes eran Yuppies"