miércoles, 29 de noviembre de 2006

Abrite.

The economist nos cuenta sobre un estudio reciente donde parece existir una relación positiva entre democracia y apertura comercial.
Un argumento es For one thing, voters are also consumers who do not like paying extra for imported goods. Democratic governments can withstand some consumer disgruntlement, especially if it is too thinly spread to swing many votes. But autocracies need pay it no heed whatsoever.
El otro argumento es Voters are also workers. The poor countries, where many of the new democracies have flowered, are typically endowed with abundant labour but scarce capital. If they cut themselves off from trade, manpower will be cheap relative to capital. The plutocrats who profit from this economic isolation are the natural allies of autocratic government. Democracy, by contrast, enfranchises a wider circle of people who stand to gain from selling their labour at something closer to world prices.
De la misma manera que Spert se pone del lado del pueblo cuando dice que una tarifa que encarece las importaciones es perjudicial porque recae sobre el excedente del consumidor, este argumento parece estar muerto por mas de 100 años. La gente prefiere pagar mas caro aquellos bienes importables y no perder el trabajo de aquella factoría que contrata su mano de obra y que por supuesto, compite con dichas importaciones. A principios de siglo pasado, el debate era si el trabajador inmigrante Argentino prefería pagar mas baratas las camisas y por lo tanto no proteger a este sector, o pagarla mas caras con el riesgo de perder su ingreso. La respuesta fue pagar mas cara y quedarme con mi trabajo, ejemplo marcado a fuego durante los 90.

1 comentario:

Enrique Avogadro dijo...

Por otro lado, los consumidores jamás van a movilizarse políticamente a favor del libre comercio, sea bajo un régimen autoritario o uno democrático. ¡Al libre comercio le falta punch!