miércoles, 29 de noviembre de 2006

Con Huxley, se acaban los economistas neoclásicos.

Si alguien tuvo la oportunidad de leer la genial obra de Huxley-Un mundo feliz-inspirado en gran parte por la alegoría de la caverna de Platón, entenderá que si fuésemos capaces de condicionar a los humanos desde el momento de su nacimiento en todos sus comportamientos futuros, lo primero que haría como economista seria generarles una expectativa inflacionaria muy baja (no me animo a decir cero).

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