Termine de leer el libro de Romero “Breve historia contemporánea de la Argentina” y te digo algo: no me gusto, mas allá de que la historia Argentina se caracterice por golpe, choque, materia fecal, etc; siendo la historia en si extremadamente aburrida (La Argenta), Romero mucho no ayuda. Entre los grandes esfuerzos para no dormirme mientras me fumaba las casi 200 hojas, Luis Alberto amaga a jugar al sociólogo y tira algunas ideas interesantes. Por ejemplo, de la misma manera que te hablas con tu padre y te cuenta que antes los hombres eran más machos porque encaraban más a las minas y esas cosas, encontré el argumento perfecto para revocar a toda esa gente que dice: la juventud de antes era mejor, luchaba por ideales, hoy toma pastillas con whisky. Bueno, yo a toda esa gente le digo que una cosa no es menos digna que otra, que simplemente-como diría el genial Ricky Rorty- los auditorios cambian a lo largo de la historia y con eso sus verdades. Sin entrar en discusión, mira lo que te cuenta Romero de aquellos jóvenes hoy viejos:
… En realidad, nadie tenía demasiada fe en la democracia, ni siquiera los partidos políticos que debían defenderla. Ciertamente se trataba de una democracia ficticia y de escasa legitimidad, pero los interesados directos en su supervivencia y mejora la dieron por caduca sin lucha, hasta que el final anunciado llego. Si las izquierdas creían que se trataba de un opio burgués, el frondicismo prefería apostar a la eficiencia tecnocratita mientras que los radicales del pueblo y sus aliados no vacilaron, en ocasiones, en preferir un golpe militar un gobierno que abriera demasiado el juego a los peronistas…la derecha, por su parte, lograba organizar un partido capaz de hacer atractivos sus interéses al conjunto de la sociedad…
… En realidad, nadie tenía demasiada fe en la democracia, ni siquiera los partidos políticos que debían defenderla. Ciertamente se trataba de una democracia ficticia y de escasa legitimidad, pero los interesados directos en su supervivencia y mejora la dieron por caduca sin lucha, hasta que el final anunciado llego. Si las izquierdas creían que se trataba de un opio burgués, el frondicismo prefería apostar a la eficiencia tecnocratita mientras que los radicales del pueblo y sus aliados no vacilaron, en ocasiones, en preferir un golpe militar un gobierno que abriera demasiado el juego a los peronistas…la derecha, por su parte, lograba organizar un partido capaz de hacer atractivos sus interéses al conjunto de la sociedad…
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