jueves, 23 de noviembre de 2006

Me asfixio dios, pienso en Artemio.

Artemio nos recuerda el cuento-poema de Osvaldo Lamborghini (el cual leí horrorizado en la algarabía de quinto año), que como su final anticipa, el niño proletario termina en el cielo. Esperemos que de la misma manera que la muerte de este niño contribuiría a disminuir la pobreza en la actualidad, no utilice el mismo truco estadístico cuando le entrega los números a K.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Je! Muy bueno. Son de esas trampas Malthusianas no¿?